La deshidratación es una condición que puede afectar a personas de todas las edades, pero los bebés y los niños pequeños son especialmente vulnerables. Esto se debe a que su sistema de regulación del equilibrio de líquidos en el cuerpo aún no está completamente desarrollado. Además, cuando pierden líquidos por vómitos o diarrea, la cantidad perdida es proporcionalmente mayor debido a su menor peso y superficie corporal. Por último, su incapacidad para comunicar la sed o acceder a líquidos por sí mismos aumenta aún más su riesgo de deshidratación.
Síntomas de deshidratación en niños pequeños
Es vital que los padres y cuidadores estén atentos a los signos de deshidratación en los más pequeños. Aquí te presentamos algunos de los síntomas clave que pueden indicar que un bebé o un niño pequeño está deshidratado:
- Boca y lengua seca: Uno de los primeros indicios de deshidratación es la sequedad en la boca y la lengua. Si notas que la boca de tu hijo está visiblemente seca, puede ser una señal de que necesita más líquidos.
- Llanto sin lágrimas: Cuando un bebé llora y no produce lágrimas, es una señal de que su cuerpo no tiene suficiente líquido para producirlas.
- No mojar el pañal: Si tu bebé no moja el pañal en un período de tres horas o más, es un indicio de que no está recibiendo suficiente hidratación.
- Ojos y mejillas hundidas: La apariencia de ojos hundidos o mejillas con aspecto hundido puede ser una señal visual importante de deshidratación.
- Irritabilidad: Los niños deshidratados pueden volverse más irritables o letárgicos de lo habitual.
- Fontanela hundida: En los bebés, una fontanela (la parte blanda del cráneo) hundida es un signo preocupante de deshidratación y requiere atención médica inmediata.
¿Qué hacer si detectas estos síntomas?
Si observas cualquiera de estos síntomas en tu hijo, es crucial actuar rápidamente. La deshidratación puede llevar a complicaciones graves si no se trata a tiempo.
- Ofrece líquidos frecuentemente: Si el niño está consciente y puede beber, ofrécele pequeñas cantidades de líquidos con frecuencia. Soluciones de rehidratación oral son recomendables, ya que están diseñadas para reponer los electrolitos perdidos.
- Consulta a un médico: Si los síntomas son severos o no mejoran con la rehidratación, busca atención médica de inmediato. La deshidratación grave puede requerir tratamiento hospitalario.
Detectar a tiempo la deshidratación en bebés y niños pequeños es esencial para evitar complicaciones. Conociendo estos síntomas y actuando rápidamente, puedes proteger la salud y el bienestar de tu hijo. Si tienes alguna duda o necesitas más información sobre cómo prevenir o tratar la deshidratación, no dudes en visitar nuestra farmacia. ¡Estamos aquí para ayudarte!